Un Futuro Inclusivo para Todos - Por Dan Fitzpatrick

 





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Por qué la Inteligencia Artificial nos hace más humanos:

 3 revelaciones sobre el futuro de la educación

Post generado con ayuda de NotebookLM en base al artículo original que pueden encontrar más abajo.


Introducción

La conversación sobre la inteligencia artificial en la educación a menudo se centra en la tecnología, pero la verdadera historia es sobre las personas. Se trata de cómo podemos aprovechar este momento para que el aprendizaje sea más humano, personal e inclusivo que nunca, fomentando un profundo sentido de pertenencia. La tecnología es solo la herramienta; el objetivo es construir un futuro que pertenezca a todos los estudiantes.

Este artículo destila las ideas más sorprendentes y significativas del autor Dan Fitzpatrick, explorando cómo la IA está redefiniendo el futuro del aprendizaje no como un reemplazo de la conexión humana, sino como un catalizador para ella.

1. La Ayuda Ahora es Casi Gratuita (y eso lo cambia todo)

El cambio más profundo que la IA trae a la educación es la drástica reducción del "costo de la ayuda". Tradicionalmente, la ayuda de profesores, padres o mentores ha sido un recurso escaso, limitado por el tiempo y la disponibilidad. Este sistema, basado en la escasez, inevitablemente deja a algunos estudiantes atrás. La inteligencia artificial subvierte esta lógica al hacer que el apoyo sea inmediato, infinitamente paciente y completamente libre de prejuicios.

Imaginemos a un estudiante que se bloquea con la palabra "atmósfera" en una tarea de escritura. Antes, tendría que levantar la mano y esperar, o peor, rendirse en silencio. Hoy, la IA puede ofrecer "comprensión a la velocidad de la necesidad". Puede leer la pregunta en voz alta, desglosar el concepto en términos simples, dar ejemplos y guiar al estudiante en la planificación de su respuesta, todo al instante.

Pero el impacto va más allá del aula. A un nivel profundamente humano, esta democratización de la ayuda restaura la autonomía y la dignidad. El propio autor lo ha visto en su familia. A su hermana, diagnosticada con ceguera, unas gafas inteligentes con IA le han devuelto la independencia. Puede abrir la nevera y preguntar qué hay dentro o coger un producto y consultar su fecha de caducidad. El mundo se ha abierto de nuevo para ella, demostrando que esta tecnología, en su máxima expresión, no se trata de eficiencia, sino de conexión humana y posibilidad.

Lejos de devaluar a los profesores, este cambio los hace más valiosos. Al liberar a los educadores de las tareas repetitivas, la IA les permite dedicar su tiempo a los momentos irremplazables: guiar, inspirar y fomentar esa chispa de curiosidad en cada alumno. La verdadera revolución es que el apoyo significativo ahora está disponible en segundos, no en minutos u horas.

2. La Nueva Brecha Digital no es sobre Dispositivos, es sobre Conocimiento

Con cada nueva tecnología, surge una brecha antes de que se logre la igualdad de oportunidades. Sin embargo, la división que está formando la IA no es entre quienes tienen computadoras y quienes no. La nueva brecha digital es entre quienes saben cómo usar la inteligencia artificial y quienes permanecen ajenos a su potencial.

La historia de Phil y su hija Daisy, en Manchester, lo ilustra perfectamente. Daisy tenía dificultades con las matemáticas y su confianza se desvanecía. Phil, sintiéndose igualmente perdido, tuvo una idea brillante usando ChatGPT. Creó un tutor de IA personalizado basado en su perra, Izzy. Le dio una personalidad cálida, subió su foto y le enseñó a explicar conceptos matemáticos complejos con un tono amigable. De repente, Daisy no estaba haciendo ejercicios, estaba conversando con "Izzy, el perro de las matemáticas". En semanas, su confianza y su amor por el aprendizaje resurgieron.

Esta anécdota revela tanto la promesa como el peligro. El peligro reside en todas las familias y docentes que no conocen estas herramientas o no han tenido la oportunidad de aprender a usarlas. Esta no es solo una brecha tecnológica; es una "brecha de oportunidades, autonomía y empoderamiento". Los estudiantes que dominan la IA pueden avanzar más rápido y con más seguridad, mientras que los demás corren el riesgo de quedarse atrás. Es trabajo de educadores, líderes y comunidades cerrar esta brecha antes de que se convierta en un abismo.

3. Cuanto más Avanzada es la Tecnología, más Necesitamos a los Humanos

Existe una paradoja fascinante en el corazón de la revolución de la IA: mientras más avanzan las máquinas, más evidente se vuelve el valor insustituible del componente humano en la educación. La tecnología resalta, por contraste, aquello que solo nosotros podemos ofrecer.

Pensemos en el ajedrez. Cuando la supercomputadora Deep Blue venció a Garry Kasparov en 1997, muchos predijeron el fin del juego. Se equivocaron. Hoy, más personas que nunca juegan y ven ajedrez, atraídas no por la perfección de la máquina, sino por las historias, emociones y errores de los jugadores humanos. Nos cautiva la humanidad, no el cálculo.

Lo mismo aplica en el aula.

Cuanto más avanzada se vuelve la tecnología, más nos damos cuenta de cuánto necesitamos a los seres humanos.

La IA puede analizar datos, resumir textos y explicar teorías, pero no puede "preocuparse" ni sentir empatía. No puede ver la chispa en los ojos de un estudiante cuando un concepto finalmente "hace clic". No puede ofrecer una palabra de ánimo en un día difícil. Ese será siempre el dominio del maestro. En el futuro, los educadores actuarán como guías e inspiradores, con la IA como una poderosa aliada que se encarga de las tareas repetitivas para que ellos puedan centrarse en conectar y cultivar el potencial humano.

Conclusión: Un Futuro que Pertenece a Cada Estudiante

Estas tres ideas no son tendencias aisladas, sino un camino claro hacia un objetivo final: la pertenencia. Primero, la ayuda se ha vuelto universalmente accesible, eliminando barreras para participar. Segundo, debemos cerrar la nueva brecha de conocimiento para asegurar que todos tengan las mismas oportunidades de prosperar. Y tercero, esta tecnología libera a los humanos para que se centren en la conexión, que es el fundamento de todo.

Al final, la pertenencia es la verdadera moneda del aprendizaje. Cuando los estudiantes sienten que pertenecen, se arriesgan, crecen y su potencial se multiplica. Si centramos nuestros esfuerzos en las personas, la inclusión y el acceso, no solo nos adaptaremos al futuro, sino que lo crearemos. El futuro del aprendizaje no pertenecerá a la IA, sino a cada estudiante que aprenda a utilizarla de forma segura y beneficiosa para encontrar su lugar en el mundo.



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Traducción con ayuda de Google translate del articulo compartido en el newsletter de Dan Fitzpatrick.


UN FUTURO INCLUSIVO PARA TODOS


¿Puede la inteligencia artificial ayudar a hacer la educación más inclusiva?


Por Dan Fitzpatrick  -  10/oct/2025 


publicado en Forbes - https://www.forbes.com/sites/danfitzpatrick/2025/10/10/can-ai-help-make-education-more-inclusive/



El Cambio

La Brecha

El Camino


La verdadera historia de la inteligencia artificial en la educación son las personas. Se trata de cómo podemos aprovechar este momento para que el aprendizaje sea más humano, más personal y más inclusivo que nunca.


Si el futuro de la educación va a tener algún valor, tiene que pertenecer a todos los estudiantes.


El cambio: cuando el costo de la ayuda lo cambia todo


En el corazón de la educación hay algo simple: la ayuda. Todo profesor ayuda. Todo padre ayuda. Todo mentor ayuda. Sin embargo, la ayuda siempre ha sido limitada. El día tiene un número limitado de horas y un número limitado de manos disponibles.


Esa limitación ha marcado la educación desde tiempos inmemoriales. Algunos estudiantes reciben el tiempo y la atención que necesitan, mientras que otros no. No porque a los profesores no les importe, sino porque el propio sistema se basa en la escasez.


La inteligencia artificial está cambiando eso, silenciosa pero profundamente.


Imaginen a un estudiante al que se le pide: «Describe la atmósfera de un lugar que conoces bien como si lo vieras por primera vez». La palabra «atmósfera» lo desconcierta. No entiende su significado. Antes, ese estudiante levantaba la mano y esperaba, o peor aún, se quedaba callado.

La tecnología de IA puede utilizarse para preguntar qué significa la atmósfera. La IA podría leer la pregunta en voz alta, desglosar el significado en términos simples, dar ejemplos e incluso sugerir pasos para planificar el ensayo. Es paciente. Es inmediata. No juzga.

Eso es lo que yo llamo comprensión a la velocidad de la necesidad.


Y aquí es donde las cosas se ponen interesantes. El costo de la ayuda —el tiempo, la energía, la atención que se requiere para apoyar a alguien— ha comenzado a desplomarse. 


Un estudiante puede recibir ayuda significativa en segundos, no en minutos ni horas. Esto no hace que los profesores sean menos importantes en este escenario, sino más valiosos. Porque ahora, el tiempo que tienen los profesores se puede dedicar a los momentos más humanos.


En mi propia familia, he visto este cambio en acción. Mi hermana, a quien le diagnosticaron ceguera el año pasado, usa gafas inteligentes Ray-Ban Meta con inteligencia artificial. Puede abrir la nevera y preguntar: "¿Qué hay dentro?". Las gafas se lo dicen. Puede coger un artículo y preguntar: "¿Cuál es la fecha de caducidad?", y obtener una respuesta al instante.


Ese tipo de accesibilidad solía requerir la presencia de otra persona, pero ahora está disponible gracias a un susurro de tecnología. El mundo se ha abierto de nuevo ante ella.


Tecnologías como esta plantean importantes cuestiones éticas. ¿Quién posee los datos? ¿Adónde van? ¿Cómo mantenemos a las personas seguras? Estas son preguntas que debemos tomarnos en serio. 


Pero el rumbo es claro. El mundo se está volviendo más accesible y el costo de la ayuda está disminuyendo rápidamente.



La Brecha: entre quienes usan IA y quienes no


Me parece que cada nueva tecnología crea una brecha antes de crear igualdad de oportunidades. Durante la pandemia, aprendimos esa lección a las malas. Los estudiantes con computadoras portátiles y habilidades digitales podían seguir aprendiendo. Los que no las tenían...fueron dejados  atrás.


Ahora se está formando una nueva brecha, y esta vez no se trata solo de dispositivos. Se trata de conocimiento. Se trata de quién entiende cómo usar la IA y quién no.


Déjenme compartirles una historia que todavía me hace sonreír. Un amigo mío llamado Phil vive en Manchester, Reino Unido, con su hija Daisy. Hace un par de años, Daisy tenía dificultades con las matemáticas. Su profesora decía que era brillante, pero que se estaba quedando atrás. Phil intentó ayudarla, pero se sintió tan confundido como ella. Entonces descubrió ChatGPT y tuvo una idea.

Creó un tutor de IA personalizado basado en el perro de la familia, Izzy. Subió la foto de Izzy, le dio una personalidad cálida y le enseñó a explicar conceptos matemáticos con el tono de voz de Daisy. En lugar de simples hojas de ejercicios, Daisy de repente conversaba con "Izzy, el perro de las matemáticas".


Funcionó. En cuestión de semanas, su confianza aumentó. Para cuando llegaron sus exámenes, no solo había mejorado, sino que también había recuperado el amor por el aprendizaje. Phil también se sintió empoderado.


Eso es lo que sucede cuando la IA se usa correctamente. No reemplaza a los profesores ni a los padres, sino que los amplía. Lleva ayuda a casa.


Pero imaginen todas las familias que desconocen la existencia de estas herramientas. O los docentes que no han tenido la oportunidad de aprender a usarlas. 


Ahí reside el peligro. Porque la brecha entre quienes usan IA y quienes no la usan es cada vez mayor.


No se trata solo de una brecha tecnológica. 


Es una brecha de oportunidades, autonomía y empoderamiento. Los estudiantes que saben usar la IA pueden avanzar más rápido, aprender más a fondo y sentirse más seguros de sus capacidades. Quienes no la saben pueden quedarse atrás.


Nuestro trabajo, como educadores, líderes y comunidades, es cerrar esa brecha antes de que se convierta en un abismo.



El camino: Construyendo un futuro humano con máquinas.


En mi libro Educación infinita sostengo que nos encontramos en un espacio liminal. 


Es un período entre lo que la educación solía ser y en lo que se está convirtiendo. 


Algunas de las viejas estructuras se están desvaneciendo. Los ensayos, los exámenes e incluso la forma en que evaluamos la comprensión se están cuestionando. La IA puede escribir ensayos, analizar datos y simular experimentos. 


Esto significa que debemos repensar el verdadero significado del aprendizaje en esta nueva era.


Pero no todo es incertidumbre. Este también es un momento de inmensas oportunidades.


La IA está abriendo puertas a la accesibilidad, la personalización y la creatividad como nunca antes habíamos visto. Las interfaces neuronales están ayudando a personas que están paralizadas a mover un cursor con solo pensar. Los robots están empezando a ayudar en los hogares, hospitales e incluso aulas. La tecnología avanza rápidamente y seguirá acelerándose.


Sin embargo, en medio de todo ese progreso, hay algo profundamente tranquilizador. 


Cuanto más avanzada se vuelve la tecnología, más nos damos cuenta de cuánto necesitamos a los seres humanos.


Cuando Deep Blue de IBM venció a Garry Kasparov al ajedrez en 1997, se anunció que este sería el fin del ajedrez. Esto fue un error. Hoy en día, más gente juega al ajedrez que en cualquier otro momento de la historia. La gente sigue viendo a los jugadores humanos porque nos importan sus historias, sus emociones y sus errores. La tensión, el triunfo y la humanidad nos atraen.


Lo mismo se aplica a la educación. La inteligencia artificial (IA) puede analizar, resumir y explicar, pero no puede preocuparse (o sentir empatía). No puede ver la chispa en los ojos de un estudiante cuando "hace clic" (es decir, cuando entiende algo de repente). No puede ofrecer ánimo después de un día difícil.


Los maestros sí pueden.


En las mejores aulas del futuro, la IA no será un sustituto. Será un aliado. Se encargará de las tareas repetitivas, administrativas, de las tareas que consumen tiempo pero no pasión. Y eso dará a los docentes más espacio para escuchar, guiar, inspirar y conectar.


La pertenencia es la verdadera moneda del aprendizaje. Cuando los estudiantes sienten que pertenecen, se arriesgan. Lo intentan. Fracasan. Crecen. Y cuando la pertenencia crece, el potencial se multiplica. Así es el camino a seguir.


Un futuro que pertenece a cada estudiante.


La IA en la educación es una historia de posibilidades. Se trata de redefinir lo que significa aprender y cómo se ve la ayuda para el aprendizaje.


Estamos al principio de este viaje y hay mucho por descubrir, pero si nos centramos en las personas, en la inclusión, el acceso y la pertenencia, podremos construir sistemas educativos que no solo se adapten al futuro, sino que lo creen.


El futuro del aprendizaje no pertenecerá a la IA. Pertenecerá a cada estudiante que aprenda a usarla de forma segura y beneficiosa.


Exploraré la IA y la educación inclusiva durante la charla principal en el Festival de Educación Inclusiva el 22 de octubre de 2025. 









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